El día 25 de mayo se celebra en Buenos Aires el
doscientos cinco aniversario de la revolución que el mismo día del año 1810
puso las cartas sobre la mesa. Fue ese día cuando aún sin saberlo, y quedando
muchos años de luchas, guerras, enfrentamientos y traiciones, se ponía la
primera piedra de los que serían los futuros países de Argentina, Uruguay,
Paraguay y Bolivia.
La historia un poco resumida es la siguiente:
después de la expulsión de los ingleses que habían invadido la ciudad en 1806 y
1807, el virrey Sobremonte, un cobarde que huyó con el tesoro de la ciudad en
vez de defenderla, es sustituido sin contar con el gobierno de la península por
Santiago de Liniers, un militar argentino de origen francés que dirigió la
reorganización de las tropas y las batallas de defensa de la ciudad. Creando así
el primer regimiento patrio: el de Patricios, que nació de la unión de un
cuerpo de milicianos y soldados profesionales. Entre 1809 y 1810 se llevaron a
cabo reuniones secretas entre grupos patrióticos que buscaban un cambio en el
gobierno de la ciudad, después de sentirse abandonados por el gobierno de la
metrópoli. Las principales tuvieron lugar en la jabonería de Vieytes, hoy
desaparecida: tanto el local como la calle donde se encontraba cayeron bajo la
piqueta que sirvió para crear la avenida de 9 de Julio en 1936.
El
día 20 de mayo, llega a Buenos Aires la noticia de
que la Junta Suprema Central de Sevilla ─el gobierno que ostentaba la soberanía
en España tras la entrada en el país de las tropas de Napoleón, las
abdicaciones de los reyes y la coronación de José Bonaparte─, había sido
disuelta el 31 de enero de 1810. El virrey
rioplatense Cisneros ─que había sustituido a Liniers─, intenta que la noticia
no se haga pública, pero los conspiradores y partidarios de la independencia, Manuel
Belgrano y Juan José Castelli, se encargaron de difundirla por toda la ciudad.
La noche del 20 de mayo una turba se dirigió a la casa del virrey Cisneros
exigiendo la convocatoria de un cabildo abierto: querían que la soberanía de la
nación recayera en el pueblo. El día 21 de mayo de 1810 se convoca el cabildo
cerrado, en el que el virrey da su permiso para la convocatoria del cabildo
abierto del día 22 de mayo.
El cabildo bonaerense del 22 mayo de 1810 se reúne
a las 9 de la mañana, después de todo un día de discursos y discusiones, se
realizó la votación general a última hora del día, que por mayoría decide que
el virrey dimita, dejando el mando y el poder en manos del cabildo de forma
provisional hasta que se elija un gobierno definitivo.
En días posteriores, y mediante unas turbias
maniobras, se aprueba una Junta en la que el virrey figura como su presidente,
el nombramiento trae descontento en la ciudad, y el grupo de conspiradores van
a por el virrey. Consiguen que deje el cargo, y esa noche de nuevo el grupo de
patriotas se reúnen y redactan un petitorio al nuevo cabildo, asegurando que
por el nombramiento de manera turbia del virrey como director de la Junta se
revoca su poder, y éste pasa al pueblo. Asumiendo la ciudadanía sus facultades
el día 22 de mayo de 1810.
El día
25 de mayo de 1810 el cabildo se reúne para aceptar la dimisión del virrey
Cisneros como presidente de la Junta gubernativa, por si acaso, dos jóvenes
pertenecientes al grupo que se reunía en la jabonería se encontraban en la
plaza, colocados entre la gente y repartiendo escarapelas y elementos
diferenciantes entre los suyos, para diferenciarse por si se hubiera que llevar
a cabo una actuación violenta para hacer valer sus objetivos. Finalmente no fue
necesario, pues el cabildo aceptó el documento que habían redactado los
independentistas la noche anterior. Se crea en ese primer momento el primer
gobierno propio de la ciudad de Buenos Aires, sin que le afecte el poder de la
España peninsular y sin derramar una gota de sangre.
Más tarde vendrían la Junta Grande, la Junta
Conservadora, los Triunviratos, la logia Lautaro, la Asamblea del año XIII o el
Congreso de Tucumán, pero eso es harina de otro costal y otras efemérides que
espero pronto salgan a la luz en negro sobre blanco en un trabajo que estoy
preparando para la Universidad Nacional de la Plata.
En estos días se celebra por todo lo grande la fiesta
de la revolución, que junto al día 9 de Julio ─día de la independencia─, son
las más importantes de la ciudad y del país. La plaza de Mayo muestra desde
hace unos días un enorme escenario que se introduce directamente en la casa del
gobierno argentino, donde habrá eventos políticos y musicales a lo largo de los
próximos días. Por supuesto, el centro de la ciudad se corta al tráfico para montar
ferias, mercados, festivales, demostraciones, desfiles militares actuales y otros
con los trajes de 1810.
El punto culmen será el día 25 evidentemente, y
todo lo importante se celebrará en torno a la plaza de Mayo, junto a la casa
Rosada, la catedral metropolitana y el edificio del antiguo cabildo, donde se
llevaron a cabo la mayor parte de los actos históricos narrados con
anterioridad. Pero un día antes, el domingo 24 se celebrará un acto importante
y que atraerá a mucha gente: el sable curvo del general San Martín recorrerá la
ciudad desde el Regimiento de Granaderos a Caballo de Palermo, donde se ha
mostrado durante las últimas décadas, bajo la vigilancia del regimiento creado
por el héroe nacional para liberar la mayor parte del continente, tras ser
robado en dos ocasiones. El lugar de acogida definitivo será el Museo de
Historia Nacional, en el parque Lezama de San Telmo, donde el barrio hace
frontera con La Boca y Barracas. Justo en el mismo lugar donde el sable del
héroe patrio fue sustraído en las dos ocasiones.
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