miércoles, 29 de abril de 2015

PUBLICIDAD MACHISTA


Hacía tiempo que no veía uno de ellos. Una de esos enormes carteles luminosos, pagados por compañías internacionales de altos vuelos y que derrapan abierta y gravemente en el contenido de su publicidad. Tampoco es que en Buenos Aires, o en Argentina, el número de estos carteles de tendencia machista sea más alto que en otros países o ciudades. Con la próxima llegada del día de la Madre, ya he visto publicidades del estilo Para ti que te lo mereces todo, colocadas sobre centros de planchado y aspiradoras en establecimientos de la compañía de grandes almacenes más grande de España, ese del triángulo verde. Aunque también en otros más pequeños que todos conocemos, de esos que venden comida, ropa, electrodomésticos y hasta ruedas y baterías de coche. 
Seguimos teniendo, o al menos los dueños de estos grandes centros comerciales siguen teniendo, la idea cavernícola de que las tareas del hogar son cosas de ellas; de nuestras abuelas, de nuestras madres y de nuestras parejas. Supongo que porque ellos siguen viviendo así, echándose la siesta mientras su pareja friega los platos. Por suerte y aunque ellos no lo crean, las nuevas generaciones somos distintas, y desde nuestros años jóvenes, cuando nos tuvimos que ir a vivir fuera de casa de nuestros padres aprendimos a poner lavadoras, a barrer y a limpiar nuestras casas y sobre todo a cocinar a diario, sin que se nos caigan los anillos. A la fuerza ahorcan que dicen en mi tierra.
Pero ellos siguen en sus trece, y cada cierto tiempo proponen publicidades tan cavernícolas como la comentada del día de la madre, o la arriba expuesta. Donde la compañía automovilística francesa del rombo muestra su nuevo coche como símbolo de libertad masculina. Como si las mujeres no se sintieran libres al enfrentarse a un largo viaje, mientras se encuentran en la soledad de su coche, con la música o la radio puesta como único acompañante en las siguientes horas. Como si de primeras se vetara el uso de ese modelo al género femenino, avisándonos que si vemos a alguna dama conduciendo uno de estos coches, debemos pensar que se lo han tomado prestado a su marido, o que es un marimacho. 

Aunque hay otras publicidades que además de machistas son cutres, como la del tipo en camisa interior de tirantes que se sirve un buen vino mendocino en un vaso de refresco, mientras marca barriga sobre un horroroso bañador y enseña joyas de oro, al más estilo Tony Soprano. Todo esto, mientras es observado por una bella sirena sentada en el borde de una piscina de plástico azul. Ella, oculta sus pechos bajo su melena negra, poniendo de fondo el puerto de mercancías porteño, con grúas y edificios portuarios. Toda ésta mezcla inconexa, y estúpida, para intentar vender parrillas de jardín. 
Algunos deberían hacérselo mirar, pues en este último caso, el de las parrillas de jardín, si quitáramos a la sirena ligera de ropa que no viene al caso ni por asomo, y está ahí solo por el mero echo del morbo que ofrece al comprador, que de verdad cree que le caerán bellas mujeres del cielo solo por tener esa parrilla, el anuncio en sí sería una horterada, una cutrez sin sentido. Pues si al comprar sus parrillas te vuelves como el tipo de la imagen, es mejor pasar de largo y buscar otra tienda.

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