«Hemos dado a la nueva capital el
nombre del río magnífico que la baña, y depositamos bajo esta piedra, esperando
que aquí queden sepultadas para siempre, las rivalidades, los odios, los
rencores, y todas las pasiones que han retardado por tanto tiempo la prosperidad
de nuestro país». Esta fue una de las frases pronunciadas
por Dardo Rocha, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y fundador de la curiosa
ciudad de La Plata, cuando el 19 de noviembre de 1882 fue colocaba su Piedra Fundamental en el centro geográfico de la misma. Hoy conocida como plaza Mariano Moreno.
La última parte de las guerras civiles argentinas había
enfrentado al gobierno provincial bonaerense y al gobierno nacional, por el uso
único ─hasta ese momento era capital federal y provincial─ como capital de la
ciudad de Buenos Aires. La lucha la perdió el gobierno provincial, teniendo que
abandonar la ciudad que desde ese momento se convertía en la Capital Federal
del país.
Dardo Rocha y sus chicos tuvieron que buscarse un
nuevo lugar para instalar el gobierno provincial de Buenos Aires, y es así como
nace la nueva y llamativa urbe. Una ciudad que desde el primer momento dio
atisbos de modernidad y de ir muy por delante de las demás. Fue la primera
ciudad de Latinoamérica que contó con alumbrado eléctrico, también tuvo el
primer tranvía movido por el mismo método de funcionamiento. A todo esto se
sumó la instalación de la destilería de petróleo más grande del país, y una de
los diez más grandes del mundo. No hay duda que la nueva ciudad contaba con un
poder que iba más allá del de la provincia, un poder que hacía que todas las
miradas se fijaran en la población del mapa trazado con escuadra y cartabón.
La traza de la ciudad es un cuadrado simétrico que
mantiene su forma desde el primer momento; está dividida por dos grandes
diagonales que la cruzan de Este a Oeste, y de Norte a Sur. El rombo formado
por las cuatro diagonales centrales forma una Vesica Piscis. Esto se intensifica más si tenemos en cuenta que la
ciudad se diseñó en abstracto, es decir, cuando el arquitecto Pedro Benoit
diseñó la ciudad nadie sabía dónde iba a situarse. Ni siquiera como iba a
llamarse, ya que el nombre fue propuesto después por José Hernández autor de, la
obra cumbre de la literatura argentina, Martín
Fierro.
Lo cierto
es que todos los personajes que hemos nombrado, y otros muchos que hemos omitido
por no aumentar la extensión y por no llenar la página de nombres y datos, eran
miembros distinguidos de diferentes logias masónicas del país. Tanto es así,
que el día de la puesta de la primera piedra estuvieron presentes las doce
logias masónicas que ayudaron en la construcción de la ciudad: "Unione Italiana", "Confraternidad Argentina", "Regeneración", "Tolerancia", "Luz y Verdad", "Caridad", "Abraham Lincoln", "Liberi Pensatori", "Unión", "Cárita", "Protectora
de los Pobres" y "Progress".
Y muchos de los miembros de las que se fundarían en la ciudad ese mismo día; "Luz y Verdad", "Spretta Uguaghanza", "Triunfo y Justicia", "Hijos del Universo"… y otras
cuantas más. Aunque la que más destacó fue la denominada “La Plata No. 80”, fundada por el arquitecto de la misma: Pedro
Benoit.
La masonería sigue muy presente en la ciudad de La
Plata y en sus instituciones, no hay que olvidar que Universidad Nacional de la
Plata fue fundada en 1905 por el masón Joaquín Víctor González. Este organismo mantiene
vivos sus puntos de vista sobre la sociedad y la política, mediante la Cátedra
de Pensamiento Libre que funciona en las aulas de esta universidad en la que
desarrollo actualmente mi vida profesional. A pesar de esto, y de la
importancia que la masonería aún tiene en la ciudad y en el país, hoy en día
solo son dos las logias presentes en la capital de la provincia de Buenos
Aires, que además no son reconocidas oficialmente por el Gran oriente Argentino.
Sede de la UNLP, actual Rectorado con la escultura de su fundador. |
Muy interesante la historia masonica de esta ciudad.Me pregunto como se dió esa conjuncion de actuantes de igual pensamiento..
ResponderEliminarDiscrepo en algunos puntos,los que descienden de las primeras familias no son tan librepensadores y conservan un estilo y cerrazon clasista que llama la atención.Actualmente no se distinguen por ser de excelencia y muchos no aportaron trabajo ni intelecto..se quedaron con el apellido y lo heredado.Ya no es brillante ni excelsa ,,se la comió la mediocridad y la superficialidad. La ciudad es muy linda pero las inmobiliarias destruyeron el patrimonio arquitectonico..cemento barato y de mal gusto. Nadie hizo nada para conservar los tesoros arquitectonicos ..el populismo contribuyó a terminar con los valores que eran un tesoro en esos tiempos.Es lamentable pero es ereal...gracias por su aporte.