domingo, 10 de mayo de 2015

LA CASA DE LOS TRES PATIOS


            Hablar de la casa de los tres patios en el barrio porteño de San Telmo, es lo mismo que hablar de historia, de patrimonio y de la calle que sirve de columna vertebral al barrio: la calle Defensa. Si pasas por su puerta un domingo es fácil que te llame la atención, no porque tenga algo característico en su exterior, sino por la marea de gente ataviada con cámaras de fotos y guías turísticas, hablando todos los idiomas posibles, mientras los carteristas del barrio se frotan las manos al ver tanto despistado junto.

            Por suerte entre semana el asunto cambia, la puerta de la casa está abierta siempre, pero la marea de gente desaparece, y es entonces cuando es un placer cruzar el zaguán de entrada y pasear por los tres patios y los dos pisos. Observar detenidamente las tiendas de antigüedades y de segunda mano, tomarse, si el clima ayuda, un café o una cerveza con un aperitivo en la amplia y por lo normal soleada terraza de su barcito, en el segundo piso del patio central. 

            La casa de los tres patios nació en 1876 o en 1880 ─según algunas fuentes─, para alojar a la pudiente familia Ezeiza. Dudo mucho de las fechas de construcción, pensando que debería de ser anterior, pues como el resto de las casas de familias burguesas criollas, la de los Ezeiza también quedó abandonada cuando sus habitantes y dueños huyeron de la zona tras la epidemia de fiebre amarilla que asoló la zona, cuya última plaga fue en 1871. Por lo que por mucho que se empeñen las voces oficiales, u oficialistas, en plantear las fechas de construcción en esos años, no sería posible, pues como pueden observar las fechas no coinciden. Por lo que debió de construirse antes de la década de los setenta del siglo XIX.

            Fechas y erratas históricas impuestas a parte, la casa de los Ezeiza es uno de los ejemplos claves de las construcciones del estilo italianizante, con grandes ventanales en el piso bajo y balconada ornamental en el primero. Permaneció clausurada hasta el año 1910, cuando se instaló en ella, debido a su gran tamaño, una escuela primaria, que con el paso del tiempo fue transformándose en la sede del Instituto Nacional de Sordos del país. 


            Con el golpe de estado de 1930, y la crisis económica y social que lo acompañó, se produjo en la ciudad la quema y abandono de algunos edificios monumentales e instituciones locales. Lo que hizo que en esa fecha los sordos salieran del lugar, convirtiéndose la antigua casa de los Ezeiza en un conventillo para familias de inmigrantes ─normalmente italianas y españolas─ recién llegadas al país. El lugar llegó a acoger entre sus paredes y patios a más de treinta y dos familias. 

            Cuando en el año 1980 la casa quedó de nuevo abandonada, con el fin de la llegada masiva de familias desde el viejo continente, la construcción del viejo barrio fue abandonada de nuevo. En ese año tres arquitectos locales decidieron recuperarla para uso público, al amparo del recién creado mercado de antigüedades de San Pedro y Telmo, que comenzaba a celebrarse en la misma calle cada domingo. 

            Aún hoy se pueden visitar sus patios y disfrutar de su historia. Eso sí con otra denominación, pues en la actualidad se conoce como pasaje comercial de la Defensa. Al entrar por el patio del Tiempo ─el más cercano a la calle─, se pueden ver tiendas de recuerdos y de ropa de segunda mano. Pasando bajo el tiro de las escaleras que suben al barcito del primer piso se accede al patio central, conocido como patio del Árbol, donde destacan las antigüedades, muebles, vasijas, postales… Para dejar paso al tercer y último patio, el de los Ezeiza, posiblemente el más bonito y donde se puede observar la antigua construcción italianizante en todo su esplendor. De nuevo al fondo otro tramo de escaleras hacía el segundo piso, donde también abren sus puertas algunas tiendas de recuerdos y de ropa. Todo decorado por un característico piso de plaquetas negras y blancas, como si de un tablero de ajedrez se tratara.

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