jueves, 30 de abril de 2015

ASENTAMIENTOS


            En la provincia de Buenos Aires hay barrios céntricos, menos céntricos, zonas del extrarradio, conurbano, villas, asentamientos ilegales, y parece ser que ahora también legales. El de la imagen pertenece a la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, y forma parte de un grupo de diferentes agrupaciones de casas semiprefabricas que se están montando desde hace unos meses a la altura de la parada de ferrocarril de Tolosa, uno de los últimos barrios que se levantan en la capital platense en dirección a Buenos Aires.

            En los alrededores de los módulos ya finalizados comienzan a corretear sobre la tierra compactada los primeros niños, chavales que siguen una pelota de trapo entre coches destartalados y los furgones de otro siglo que sirven para hacer portes y fletes. Junto los carros de mano que utilizan a diario los cartoneros para recoger papeles y envases, por los contenedores de la ciudad. La fisonomía desde lejos me recuerda a los campos de refugiados montados para “recoger” ─y permítanme las comillas─, a las familias saharauis en el suroeste argelino de Tinduf. 
            Supongo que los habitantes de estos asentamientos, al igual que les ocurren a los olvidados de Tinduf, sufrirán los mismos desmanes, las mismas incomparecencias políticas y similares problemas alimenticios y sanitarios. Los problemas entre los olvidados de las sociedades que se las dan de evolucionadas son siempre similares, por muy lejos que estén en el mundo e incluso en las fechas históricas. Todos los países, lo continentes y las sociedades tenemos nuestras vergüenzas que nos encanta esconder, sin darnos cuenta de que detrás de los datos lo que se esconden son personas. 

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