martes, 9 de junio de 2015

LA MIRADA DE BIOY CASARES



Con el tiempo tuve otra sorpresa. Dos personas, en el curso de un mismo día, me preguntaron si en este libro quise aludir a los desaparecidos en la última dictadura. No estoy seguro de haber tenido ese propósito, pero me parece una interpretación lógica en el sentido de que los desaparecidos estaban dentro de nosotros mismos; quiero decir que no era algo que nos contaban sino que debíamos sobrellevar. Una chica que vivía a una cuadra de casa, en avenida Libertador, una noche volvió de La Biela, entró a su departamento y la deshicieron. Digo “la deshicieron” porque al día siguiente las paredes de su departamento estaban manchadas de sangre. Amigas mías también desaparecieron. No creo que uno pueda soñar una pesadilla tan terrible y no seguir escribiéndola al despertar.

Con estas palabras entre otras, el escritor argentino Adolfo Bioy Casares introduce al lector a su novela titulada La aventura de un fotógrafo en La Plata. Bioy Casares a pesar de ser un escritor de largo recorrido y reconocido en su país, de haber recibido grandes premios internacionales como la Legión de Honor Francesa en 1981, o el Premio Cervantes del año 1990 entre otros, podría decirse que en general ha pasado desapercibido ante el lector general fuera de Latinoamérica. Tal vez sea por la enorme sombra de Jorge Luis Borges, paisano, contemporáneo y sobre todo amigo íntimo. La Biela los recuerda, rindiendo permanente homenaje a los dos monstruos de las letras, colocando ambas esculturas a tamaño real, de los dos amigos conversando y tomando café en una de las mesas del café que solían ocupar en el local de Recoleta. Personalmente Casares me parece más cercano al lector que el Borges de El Aleph, que en muchas ocasiones se columpia en las mieles del misticismo, y de la liturgia. Mostrando una ética para inmortales sobrecargada para mi gusto.

Bioy Casares tiene un mundo interior e imaginario, que bebe del más puro realismo mágico latinoamericano, ofreciendo una parodia grandilocuente del relato fantástico y policial tradicional. Utiliza el amor y la tendencia erótica como hilo conductor en la mayor parte de sus creaciones. No es casualidad que al hablar de la obra del porteño, el premio Nobel Octavio Paz dijera: El amor es una percepción privilegiada, la más total  y lúcida, no sólo de la irrealidad del mundo, sino de la nuestra.

Esta interpretación del amor, del humor y el realismo mágico reflejado en la novela policiaca clásica, de los reflejos de la historia patria más reciente, y de la forma misteriosa de ver al vida mediante los ojos de Bioy Casares, se entremezclan con una precisa descripción de los lugares principales de la ciudad de La Plata, y de otros menos señoriales, como pensiones venidas a menos, parrillas y cafés de pésima reputación. Todos ellos pasean por las páginas de la novela, como si estuviesen impregnadas de la magia de las antiguas fotos realizadas por el confiado, y confundido protagonista de la historia.

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