miércoles, 29 de julio de 2015

SUBMARINO

 


           El nombre puede ser bastante chocante, sobre todo cuando lo ves anunciado en las cartas de los cafés o en las vidrieras de los barcitos. Pero una vez que entras a un local aterido por el frío, y sobre todo por la humedad del invierno porteño y se lo solicitas al camarero, te das cuenta de que el submarino ya es parte de tu vida desde que paseas la ciudad, pues aún sin saber lo que era o lo que contenía, lo has observado durante cientos de veces en las terrazas de la ciudad. Es la bebida estrella durante el invierno, pero los bonaerenses más golosos o menos gustosos del café lo toman a diario.

            Creo que la primera vez que vi a una persona tomarse tranquilamente un submarino fue en La Biela, uno de mis cafés preferidos de la ciudad, el que más frecuento en La Recoleta sin duda. Era febrero, en pleno verano austral, con un calor que hacía traspirar cada poro de tu cuerpo, pidiéndote alguna bebida fría y refrescante. Cuando entré en el local, observé en una de las mesas situadas entre la cristalera que da  a la avenida presidente Quintana, y la escultura homenaje a Bioy Casares y Jorge Luis Borges, a una señor de unos setenta años, con el escaso pelo plateado engominado hacía atrás, trajeado, elegante, y mirando con gula y gusto como la larga cucharilla removía la leche hirviendo, que se mezclaba con una barrita de chocolate que iba tiñendo, casi tiznando el líquido en el interior del vaso de cristal.

            El submarino es una bebida no solo típica en Argentina, sino también en Uruguay, allí también lo encontré en sus cartas, y en las mesas de sus cafés observé a muchas personas disfrutándolo al sol de última hora de la tarde. Su preparación es muy sencilla, un vaso de leche hirviendo vertida en un vaso largo de vidrio, con un soporte independiente de metal que incluye el asa, para no quemarte al agarrarlo. Después solo tienes que echar dentro una barra de chocolate-mi preferida es la de Águila-, y removerlo con la cuchara larga hasta que se deshaga por completo, y unas pequeñas burbujas de cacao se aposenten en la parte alta. Un placer sencillo y recurrente para golosos o frioleros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario