viernes, 10 de julio de 2015

ANTES DEL FIN




           He pasado los últimos días en Montevideo, una ciudad maravillosa a tan solo un río de distancia. Como suelo, antes de comenzar un viaje busco un libro que me acompañará durante el mismo. En esta ocasión, y como no podía ser de otra manera tras visitar su casa hace unos días, elegí la última obra escrita por el argentino Ernesto Sabato ─hablaré de él más adelante y de forma detenida, un día próximo─. 

            El libro titulado Antes del fin podría considerarse unas memorias del escritor, pero no lo son ─él aclara que evito utilizar esa palabra en el titulo porque no es lo que pretendía escribir─, son mucho más. Son recuerdos, alegorías, pensamientos, dolores, sufrimientos y en ocasiones sonrisas acaecidas a lo largo de una vida. 

            Es un libro duro por lo lucido, que deja ver el narrador en sus últimos años de vida. En él narra su tierna infancia, su capacidad innata para las matemáticas y la física, un camino que abandonará por el abismo oscuro del arte y la literatura, lo que le causó el rechazo de los inminentes científicos con los que se relacionaba, y el odio irascible de los literatos asentados en sus tronos de ego. 

            En las páginas del ensayo va desenmascarando sus temores, que al igual que le ocurría a Pessoa le habían creado una especie de desamparo y de soledad interior. Traumas y obsesiones que, como en el caso del portugués, se ven revelados en los personajes de sus creaciones. Va desojando las relaciones directas o indirectas con personajes que fueron formando su vida y su intelecto; habla de su relación con Sartre, con Victoria Ocampo y Pedro Menéndez Ureña ─los que le descubrieron para la literatura en la revista Sur─, del reconocimiento de Thomas Mann tras leer El Túnel, de su relación quebrada con Borges a pesar de tener los mismos principios y defender los mismos valores, o de aquella tarde en mitad de su auto exilio interior en La Pampa, cuando se cruzó con un joven médico llamado Ernesto, que iba hacía el norte para atender a los pobres de sus enfermedades, y que pasaría a la historia como el comandante Che Guevara. De la importancia en su vida de las obras de Schiller, Chatearbriand, Goetz Von Berlichinger, Goethe, Tolstoi, Chejov, Cervantes o Wilde. Aunque sobre todo habla de Matilde, la mujer que lo acompañó toda su vida, que lo apoyó, y que salvaba in extremis los originales de sus obras, antes de que Ernesto las lanzara a la chimenea. Gracias a ella hoy tenemos muchas obras de Sabato, que de otra manera hubieran acabado devoradas por las llamas, pues él las creía mediocres. Cuando ella se fue dejó al escritor sumido en la mayor de las depresiones. 
            Recuerda su juventud anarquista y comunista, influenciada por sus primeros años en la universitaria Ciudad de la Plata. Tras mucha lucha pasó a cuestionar el materialismo dialéctico del Comunismo, lo que le obligó a abandonarlo, y a ser acusado de cobarde por muchos intelectuales. Los mismos que le acusaron de traidor y de fantasioso cuando en sus primeros ensayos avisaba de que lo que esperaba al Comunismo con Stalin, pues pensaba que no iba a ser muy diferente al nazismo, y además abriría ─inconscientemente─, las puertas a la siguiente dictadura que nos pondría de rodillas; el capitalismo. Esa izquierda de salón y nada combatida a los que las calles les quedaba muy lejos, y criticaban férreamente a los que las transitaban a diario, avisando en sus escritos que todo estaba cambiando. Esa clase de intelectual de izquierdas a los que los franceses denominan ─creo muy acertadamente─, La gauche caviar.

            Antes del fin está escrito en 1998, unos años antes del estallido de la gran crisis económica argentina del 2001. Pero en él ya se ven las denuncias ante la corrupción, el dejar hacer por las autoridades judiciales y políticas, y la inevitable caída por el acantilado de la desesperación, la pobreza y la violencia ─no hay que olvidar la lucha de Sabato contra la última dictadura militar argentina, y su labor en la CONADEP para defender los derechos de los muertos y desaparecidos─. Avisa claramente, y con detalle, de lo que se le viene encima al país primero, y al mundo después, si no se para con esa lacra que es la corrupción, el sin sentido oportunista, y la esclavitud intelectual en el que están convirtiendo nuestras vidas. 

            Es uno de esos libros que te dejan pensativo en cada párrafo, en el que subrayarías prácticamente el libro completo en busca de ideas importantes. Una obra que debería ser de obligada lectura en todos los institutos argentinos, que haría mucho bien a los cerebros en proceso de formación de la juventud. Una obra que cuando dejemos de mirarnos el ombligo en Europa, tendría que consolidarse como un manual optimo y secuencial para entender todo lo que hemos hecho mal en el último siglo, y prevenirnos de lo que ya estamos haciendo mal en este.

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