martes, 7 de julio de 2015

DESCANSO ENTRE EL TRÁFICO


            Hace días que me vengo fijando en ellos, aunque posiblemente lleven ahí desde hace bastante tiempo. El primer lugar donde vi los conjuntos de mesas y sillas metálicas ancladas al suelo de la calle porteña, fue en el cruce de la calle Florida y avenida Sáez Peña o Diagonal Norte, bajo la sombra del monumento escultórico dedicado al propio presidente Roque Sáez Peña.

            Pero avanzando por la avenida en dirección al Obelisco aparecen más, grupos más pequeños con una única mesa y tres sillas, colocadas en un pequeño apartado dentro de la calzada por la que a diario pasan miles de automóviles, furgonetas y colectivos. Lo único que los señala son dos maceteros de hormigón, un aviso bastante superfluo para los automóviles que circulan a altas velocidades por la zona, más pendientes de no chocar unos con otros, o llegar los primeros al semáforo, que en vislumbrar la situación de los puntos de relax ciudadano junto a la calzada.

            pesar de la tibia seguridad que muestra el lugar es bastante frecuentado a la hora del almuerzo. Es muy normal en el micro centro bonaerense que los trabajadores de bancos u oficinas, compren algo ligero para comer rápidamente mientras toman un café o una gaseosa. Los días soleados, o al menos las jornadas en que no llueve en la capital, algunos de estos trabajadores se sientan en estos puntos a comer su frugal alimento antes de volver al trabajo. Algunos prefieren lugares más seguros, un poco más apartados de los coches y donde se pueda respirar con más tranquilidad, como los jardines del cercano Teatro Colón.  Otros prefieren invertir el tiempo designado para el almuerzo en caminar un poco, acercándose hasta plaza de Mayo para comer bajo el higuerón nativo, mientras observan a los turistas o a los manifestantes. El lugar es agradable, y además pueden disfrutar de la comida de una forma más calmada, alejados del peligro obvio que se presenta en los improvisados comedores junto a los carriles atestados de coches, que supongo, se le ocurriría colocar allí a algún político que no los usará en la vida, porque prefiere los restaurantes de tres tenedores o los hoteles de cinco estrellas. 

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