jueves, 10 de septiembre de 2015

CANILLITAS PORTEÑOS



           El uno de enero de 1868 se escuchará por primera vez en las calles de Buenos Aires unas voces que sería inconfundibles con el paso del tiempo, la de jóvenes niños que ofrecían el título de un diario. El periódico era La República, fundado por Manuel Bilbao, que a la vez, sin darse cuenta creaba una nueva forma de entregar la prensa, una forma mucho más directa y mucho más rápida, pues hasta entonces los periódicos solo se venían por suscripción, y los lectores los leían con retraso, o debían pasarse directamente por la imprenta para recogerlos y leerlos en el día.

            Poca gente no habrá visto alguna de esas viejas películas norteamericanas o inglesas donde un niño, con la cara sucia y una visera raída, ofrece las últimas noticias del periódico de la tarde en medio de una calle atestada de personas que van y vienen. Pues esos vendedores de periódicos, tuvieron su germen en los canillitas porteños. Que por cierto, en 1868 vendían cada periódico a un peso.

            Hoy los canillitas a la vieja usanza han desaparecido, en realidad desaparecieron cuando se crearon los quioscos de prensa, esos lugares en donde cuando no existía la televisión y muy poco gente tenía un aparato de radio, se daban cita los ciudadanos para enterarse  de las ultimas noticias, de los últimos resultados deportivos, o para ver como avanzaban las guerras propias y ajenas. Evidentemente todo eso solo era una excusa más para juntarse con sus semejantes y charlar, contraponer sus ideas, y en ocasiones acabar a trompadas para defender su punto de vista.


            Hoy en Argentina la palabra canillita se sigue utilizando, con ella se describe a las personas que viven de vender prensa, sea en quiosco de la calle, en una esquina, o en tiendas de fotocopias y librerías, pero poco o nada se parecen a los canillitas originales. Aquellos eran normalmente niños huérfanos o sumergidos en la pobreza, que repartían periódicos para poder sobre vivir, pero que a parte de ese trabajo tenían algún otro más, pues cobraban una miseria por desempeñarlo. En realidad hay algunas cosas que no han cambiado tanto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario