El uno de enero de 1868 se escuchará por primera vez en las calles de
Buenos Aires unas voces que sería inconfundibles con el paso del tiempo, la de
jóvenes niños que ofrecían el título de un diario. El periódico era La República, fundado por Manuel Bilbao,
que a la vez, sin darse cuenta creaba una nueva forma de entregar la prensa,
una forma mucho más directa y mucho más rápida, pues hasta entonces los
periódicos solo se venían por suscripción, y los lectores los leían con
retraso, o debían pasarse directamente por la imprenta para recogerlos y
leerlos en el día.
Poca gente no habrá visto
alguna de esas viejas películas norteamericanas o inglesas donde un niño, con
la cara sucia y una visera raída, ofrece las últimas noticias del periódico de
la tarde en medio de una calle atestada de personas que van y vienen. Pues esos
vendedores de periódicos, tuvieron su germen en los canillitas porteños. Que
por cierto, en 1868 vendían cada periódico a un peso.
Hoy los canillitas a la
vieja usanza han desaparecido, en realidad desaparecieron cuando se crearon los
quioscos de prensa, esos lugares en donde cuando no existía la televisión y muy
poco gente tenía un aparato de radio, se daban cita los ciudadanos para
enterarse de las ultimas noticias, de
los últimos resultados deportivos, o para ver como avanzaban las guerras
propias y ajenas. Evidentemente todo eso solo era una excusa más para juntarse
con sus semejantes y charlar, contraponer sus ideas, y en ocasiones acabar a
trompadas para defender su punto de vista.
Hoy en Argentina la
palabra canillita se sigue utilizando, con ella se describe a las personas que
viven de vender prensa, sea en quiosco de la calle, en una esquina, o en
tiendas de fotocopias y librerías, pero poco o nada se parecen a los canillitas
originales. Aquellos eran normalmente niños huérfanos o sumergidos en la
pobreza, que repartían periódicos para poder sobre vivir, pero que a parte de
ese trabajo tenían algún otro más, pues cobraban una miseria por desempeñarlo.
En realidad hay algunas cosas que no han cambiado tanto.
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